CRÓNICA DE LA CHOLEDAD: AV LARCO O EL CINE PERUANO QUE SIEMPRE VE AL PERÚ DESDE LAS CASUARINAS
CRÍTICA
Desde las alturas de Las Casuarinas se contempla a un conjunto desordenado de personas marrones que (de)generan un país ubicado en 1989; pero también desde la exclusividad de Las Casuarinas se educa a los espectadores marrones de una sala de cine de un país ubicado en el año 2017. Entonces una división muy clara se advierte al iniciar la película. La relación entre los personajes con los espectadores es similar al vínculo entre Andrés y sus amigos con Pedro y El Agustino: vertical. Desde arriba yo te observo, yo bajo a verte, a tocarte, a hablarte y a educarte en mis valores desde la palestra, desde el escenario, desde el cine. Yo te voy a dar la oportunidad de destacar, Pedro. Tu agencia, tu acción social, tu autonomía se remite a mi voluntad. “Ven con nosotros a Acho, yo te voy a ceder mis minutos y tú vas a tener la oportunidad”. Yo te doy la oportunidad de aparecer en la historia oficial… en este caso, la historia oficial del rock peruano, Pedro. Tú acepta nomás; no seas resentido, pues.
AVENIDA SIN ESQUINA
CRÍTICA
Obviemos por unos minutos los evidentes errores temporales de una película que empieza en 1989 y luego, tras un corte abrupto, salta hasta “5 años después”. En ese universo que vendría a ser 1994 coexisten los apagones, el grill de la Costa Verde, la primera tienda Phantom en Miraflores, una handycam, cochebombas en Lima, el álbum Animal Boy (1986) de The Ramones “que acaba de salir”, el toque de queda y el cajero Ramón (1982) del Banco Continental (elegante product placement).