SINOPSIS
Mi relación con la elaboración de “transito liminal” fue intuitivo, primaba la idea de materializar ese espacio liminal de tránsito constante, con estas idas y vueltas, un poco vivir la cosmovisión andina, pero desde mi imaginario como desarraigada, entender en el quehacer del montaje, la plasticidad del tiempo, no lineal, sino más bien en circular. Que “A la vez que voy hago el retorno”.
Yo soy hija de padres Aymaras, soy descendiente Aymara, pero los movimientos migratorios, hicieron que mi cuerpo creciera en otra ciudad con otras costumbres y formas de entender el mundo, viví
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alejada de mi propia cultura y llegue incluso a rechazarla, ya conforme fui madurando, entendí lo importante que era para mi saber de dónde venía, pero cuando hice el viaje de retorno al origen, sentí que la brecha entre mi cultura y yo se sentía abismal, y me di cuenta que el quehacer cinematográfico, podría ser un mecanismo para repensar mi condición de desarraigada.
Mal que bien, de la pandemia, del aislamiento y de la introspección, tuve el tiempo de sentarme y revisar mi material una y otra vez, y encontré este fragmento que me acompañó en otros ensayos, como esa pregunta que ronda en tu cabeza y nunca se va, es un fragmento de un viaje que hice cuando subí desde la urbe paceña hasta la comunidad de mi abuelo en Coniri, donde nació mi papá.
Ver el material y retornar al momento, me hizo experimentar ese estar y no estar, el ir, pero al mismo volver, y en el montaje esas revelaciones me hacían sentir un poco desolada y no fue hasta en un último viaje que lo entendí, mi abuelo en Coniri, antes de despedirnos se acercó al umbral de su casa, y con la mano derecha levantada sobre nosotros, nos despidió con una oración cristiana dicha en Aymara, rogando a Jesucristo, que al mismo tiempo que nos marchábamos, retornáramos con bien.
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Disponible en todo el mundo.