Eduardo aún tenía 12 años cuando descubre que no es un niño como los demás. Frente a sus primeras muestras de homosexualidad sufre maltrato de parte de su familia, quienes son extremadamente conservadores. Agobiado por estos hechos, huye de su pueblo y para subsistir se introduce en el mundo de la prostitución, donde enfrenta mayores vejaciones y maltratos que marcan su vida.
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